Monday, April 02, 2007

Vino Velado

Dos velas blancas bailaban en frente de ella al compás de su respiración. A lo lejos, se oían cantos de personas haciendo un ritual. Las voces profundas, lastimosas y repetitivas se contestaban unas a otras, produciéndole un escalofrío. Los sonidos le parecían lejanos, pero no podía evitar sentirse apresada por ellos. Una sábana blanca que movía el viento con violencia la liberó. En el muro desnudo veía su sombra y le parecía que tenía más vida que el cuerpo que la proyectaba. Su mesa, moribunda, no podía sostener ya más que las velas, una copa de vino casi vacía, su paquete de tabaco y un papel. Lo había perdido todo, incluyendo su tesoro.

Quería escribirle una carta, pero cada vez que lo intentaba, la pluma se quedaba sin tinta y ella sin palabras. Sólo conseguía prenderse un cigarro, como si cada uno contuviera una idea que ella inspiraba al fumárselo. Tenía miedo. Sentía que los muertos estaban sentados a su lado, acompañándola. Creía sentir sus miradas, creía oír sus murmuros. Sabía que le murmuraban algo pero se sentía muy vacía para entenderlos. El viento se colaba entre los cristales rotos de las ventanas, provocando que las velas se consumieran más rápido. Eran como dos grandes torres blancas que se iban desvaneciendo. Una vez que se desvanecieran por completo, ella se marcharía de ahí. De ese lugar al que probablemente no regresaría jamás.

Pensaba en los recuerdos que no se desvanecían, como un ejército que marchaba frente a ella, fuerte, constante, perturbador. Marchaban en todo momento, incansables, en sus sueños, en sus pensamientos, en las palabras que derramaban sus lágrimas. Pensaba en las noches de insomnio, en su búsqueda, en la ansiedad de sus labios. Pensaba que la razón nos hacía menos racionales. Que los hombres somos los únicos animales realmente concientes de nuestra existencia, pero que eso no nos servía de nada. “Las plantas, los animales, están más cerca de lo que son aunque no sepan que son. Nosotros creemos saber qué somos y no somos”, le dijo alguna vez.

Se apagó una vela y sin pensarlo tiró su copa de vino al papel. Eso era todo lo que tenía que decirle. Eso era ella. Tomó la vela y los cigarros que quedaban y se dirigió a la puerta. Cruzó el patio, ese patio. Su patio. Con sus enredaderas, sus plantas aéreas que rodeaban la mesa con su silla roja de madera. Con aquellos azulejos abandonados pero vivos, que luchaban por mantener sus colores, su mueble de repisas azul cielo, que ya no cargaba pensamientos. Rozó cada una de las jaulitas donde vivían sus orquídeas de colores. Acarició el musgo de los muros y cuando su vela por fin desvaneció, sus lágrimas vencieron.

se.


5 comments:

R said...

Plantas aéreas, que bonitas y que interesantes, son capaces de vivir de aquella manera....
Muy bien, de veras. Gráfico, sentido, atrapante, sigue, sigue, quiero más.
BEsosMil:R

PD.- Añadiría un "la" antes de la última palabra, y el "alguien le dijo" del segundo párrafo me suena raro...

Anonymous said...

Como el candelabro que mantiene el equilibrio en la obscuridad del abismo,,,,a dos velas
Como los labios,,,sin su humedad refugio,,,
a dos velas,,,
Como el vino,,,que se fue,,,por el puto pan,,,,de su vino,,,
a dos velas,,,,
Como el equipaje,,,ligero,ligero,,muy ligero,,,,a dos velas
Por que no una ,,o tres , o mas,,
a dos velas,,,,,
Sera que la soledad es mejor,,,,
a dos velas,,,
Como la realidad,,,,vaga,,vaga,,vaga,,,
a dos velas,,,,
Como el tic--sin su tac,,,,
tracatra
Como el recordar,,,dia,,,,a dia,,a dia,,,por lo que mueres,,,por lo que mueres,,,
a dos velas,,,,
Como la curiosidad,,sin su gato,,,
a dos velas,,,
Como abril,,¡NO LO HAN VUELTO A ROBAR ¡
Como el olvido ,,sin su eco,,,
a dos velas,,,
Como el reinventarse,,sin invento,,
a dos velas,,,
Como dracula,,,,sin beso de muerte,,,
y si dejas caer los parpados pesados,,,
y te duermes sin sueño,,,,

Anonymous said...

del funeral de arcade fire con sprout and the bean de....
Ahora entiendo de donde nace el suspiro del viento,, ,,,,,,,de tu ausencia..the fool on the hill con matices de dos metros bajo tierra ,de un cuervo azul

Anonymous said...

Cuánto llegaron a compenetrarse... que hubo momento en que no tenían ya que acabar sus frases.
Qué cómodos años llegaron de gestos y murmullos que todo decían. Cómo poco a poco se instaló, cual huésped, el silencio en sus vidas. Cómo ambos se dedicaron más a este nuevo inquilino, cuánto lo alimentaban que fue engordando y ocupando espacio, y llego un momento, sigiloso momento, que no cabían en la cama, y el se ahogaba contra la pared y ella acariciaba la caída y el silencio cada vez más ancho, y luego ni en habitaciones separadas, y fue así como el silencio ocupó, invitado y animado, toda su casa y toda su vida, y ya no eran dos y tampoco tres, era él y luego ella y en el borde de ambos el silencio, pero ya nunca el otro.
R

Anonymous said...

Una vez una chica se perdió en el silencio, sin una gota de sudor que me libre de esta sed de tus palabras, de tus pensamientos. Vivo en la ilusión de tus palabras que parece no acaban la historia.
Espero que estes bien.
BesosMiles: R